«Según los últimos datos aparecidos en los medios de comunicación publicados por INE. En los últimos quince años, los divorcios se han triplicado (de 37.586 en 2001 a 114.019 en 2016). Existen aún más datos interesantes a analizar con mayor profundidad[1]«.
Es evidente para todos que la sociedad ha cambiado los usos de convivencia en la pareja. Hoy se muestra mayor consideración en las diferentes conductas sexuales y diversidad en cuanto al modo e intereses en que las parejas se unen para convivir. Diversas ciencias aportan explicaciones de cómo son dichos usos. En mi caso, la psicología, y más concretamente desde el ámbito de la terapia de pareja se desarrolla una visión molecular de la misma, como un universo único, privilegiado y exclusivo. También con el tiempo y la experiencia se observan conductas más molares (generalistas) que provocan la frustración de los deseos del proyecto común, y la posible separación.
“Me agobia mucho, siempre sospecha de mi”, “Creo que tiene un amante”, “Me da igual lo que haga, no me entusiasma”, “Mi vida de pareja es terriblemente aburrida”, “Ya no siento lo mismo que al comienzo”, “Se gasta el dinero en el juego”, “Se ha ido con otro a la cama”
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(Esta línea de puntos es para que usted añada la conducta que crea que olvidé escribir).
En definitiva, es la frustración que cualquier persona sufre, cuando su proyecto vital se desmorona por que se pierde el equilibrio entre sus expectativas y su realidad. Es en este momento cuando uno ya no es dos, ni tres, ni mil, ni millones. Es sólo uno con su tristeza y no comprende por qué la vida le paga así. Para su tranquilidad; su conciencia le puede decir que es usted único, que algo ha hecho mal para recibir tal castigo. No le crea, usted es un anónimo ciudadano del universo, y, a este, no le importa lo más mínimo su sufrimiento, ni lo que haya hecho de bueno o de malo…
Es el momento de decidir. Si no puede encontrar como arreglar la brújula que le ofrezca un rumbo norteño, puede buscar ayuda. Llame a un “conocedor del alma” otros nos llaman psicólogos. Le aseguro que como “poco” hará que comprenda que es en “la realidad” donde mejor se vive. Y después de colaborar con usted en encontrar estrategias para imantar la brújula hacia el norte, será usted “libre” de tomar las decisiones más saludables tanto para usted como para su proyecto vital: su pareja.
Si aún así le sigue preocupando cuando su pareja no responde a sus wasaps (Uno de los últimos adelantos en hacer sufrir a las parejas…). Si además se obsesiona con esas ideas irracionales, con quien estará, no me quiere, ya no sé cómo hacerle feliz, etcétera. Le ofrezco unas ideas bien “imantadas”: pregunta, comunica tus dudas, observa cómo van vuestros vínculos y respétate. Toma decisiones difíciles. En el no equilibrio está la respuesta.
Evalúe con papel y lápiz que hay de negativo y cuanto de positivo. Refuerce su autoestima, recuerde sus cualidades, virtudes. No permita que nadie le devalúe. No tema estar sólo. En definitiva, el amor (en la pareja) no lo es todo para ser feliz.
[i] http://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176798&menu=ultiDatos&idp=1254735573206