Artículo en Diario Información: Psicólogos y salud pública.

«Los suicidios causaron más muertes que las guerras, los homicidios y los desastres naturales» (OMS 2014). «El 55% de las ausencias al trabajo que se producen al año en Europa se deben a los síntomas de depresión, afectando a un total de 38 millones de europeos al año» (European Depression Association 2014). «El coste económico de los trastornos mentales en España superó al gasto público en Sanidad, los datos del estudio evidencian que los trastornos mentales y las enfermedades neurológicas tiene un enorme impacto en la economía de nuestro país, equivalente al 8% del PIB en 2010» (Parés-Badell O., Barbaglia G., Jerinic P., Gustavsson A., Savador-Carulla L., et al. 2014).

Parece que la incorporación de la psicología al Sistema Nacional de Salud es casi más que una necesidad, una obviedad. Necesitamos más psicólogos en nuestro sistema de salud. En psicología tenemos multitud de datos que muestran y avalan a la terapia cognitivo-conductual como garante de éxito en los trastornos de orden mental. Se muestra muy eficaz y más rápida que el tratamiento farmacológico en trastornos de ansiedad, de alimentación, problemas sexuales, de pareja, de familia, y adicciones. Su eficacia es mucho mayor y el nivel de recaídas menor. Existen numerosos estudios que muestran que esta terapia (TCC) es mucho más rentable que medicar a las personas que sufren trastornos emocionales. La agregación de un mayor número de psicólogos en atención primaria supondría un ahorro en la prescripción de medicamentos y resultados más satisfactorios para los usuarios. Hace pocos días, una compañera de trabajo, por considerarla amablemente, en un arrebato incomprensible de celos me espetó: «Es que tú no puedes recetar», trataba de ningunearme al compararme con mis estimados compañeros de trabajo, los médicos. No pude más que congratularme de lo cierto de la aseveración, «así es, no puedo, ni quiero; mi profesión no es la medicina, es la psicología», le respondí. Los psicólogos nos gusta tratar a la mente como diría Kipling, como un impostor, y así, de esta manera como un producto de la herencia, la psique y el aprendizaje, que trata de sobrevivir en algunos casos (los patológicos) con independencia del propio sujeto, y ayudarlo a retomar el control. La medicación es de gran ayuda cuando es necesaria, no lo negaré, pero parece que no hay medida. La principal empresa farmacológica, es nuestro organismo. Citando a Hipócrates «Las fuerzas que se encuentran dentro de nosotros son las que verdaderamente curan las enfermedades». Debemos de tratar de proporcionarle las materias primas adecuadas para que pueda realizar su trabajo de forma óptima. Y estas materias, entre otras, las proporcionan un estado mental y afectivo ordenado, equilibrado y adaptado lo más posible a la realidad. Creo que es la función de un psicólogo, tratar de ayudar a las personas a recobrar el equilibrio mental adecuado que proporcione una vida lo más sana posible; recordemos (e incorporemos al SNS), una vez más el antiguo adagio latino: «Mens sana in corpore sano». Por cierto, la ONU viene trabajando para planificar la Agenda Global Post 2015, con el propósito de impulsar la salud mental y el bienestar emocional dentro de los objetivos para el desarrollo sostenible. Y esto resulta rentable a todos.

 

JOAQUÍN J. CANTÓ MOYA 06.03.2015 | 08:09  Diario Información. Alicante.

http://www.diarioinformacion.com/opinion/2015/03/06/psicologos-salud-publica/1606600.html

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